sábado, 26 de febrero de 2011

Libertad, igualdad y democracia

Hace poco que leía un artículo sobre este tema que me parece muy interesante. Sobre todo en estos tiempos en los que a mi juicio, el sistema esta a prueba como nunca antes lo había estado.

Una prueba que dudo que supere si no cambian las cosas puesto que este "liberalismo" en el que vivimos (pese a que el partido actualmente en el poder se denomine "socialista") no parece tal. Un liberalismo entre comillas puesto que si nos atenemos a sus principios, parece haberse olvidado del que a mi juicio es el más importante. En este sistema respeta el individualismo, respeta la libertad y por supuesto respeta la propiedad privada, así como el establecimiento de códigos civiles, y resolución de problemas por medio de asambleas.

Pero ha olvidado la igualdad, y en algunos casos la necesidad de que los gobiernos proporcionen un nivel mínimo de seguridad y vida para su correcto funcionamiento, lo cual es condición necesaria para el ejercicio de la democracia, el poder del pueblo, la forma de gobierno en la que se ha manifestado el liberalismo.

Esta democracia es considerada por algunos la tiranía de las mayorías. Y en ocasiones puede ser cierto. Pero a mi juicio debe ser aceptada esta tiranía, siempre que las decisiones de la mayoría respeten los principios de este liberalismo.

Explicado mediante un ejemplo, quiero decir que una decisión democrática de prohibir el consumo de drogas no tiene sentido, puesto que no cumple con el principio de libertad individual. Otra discusión es si las drogas aumentan los niveles de delincuencia, lo cual sin duda es así. Pero a mi juicio, no es por los efectos en la mente humana, si no por la prohibición del comercio de estas sustancias.

Otro claro ejemplo a mi juicio sería la decisión democrática de privatizar la educación, la justicia o la sanidad, puesto que es incompatible con la igualdad, desde el momento en el que es obvio que en ese supuesto los individuos con más recursos (hoy en día el dinero) tendrán acceso a una mejor educación, una mejor sanidad o una justicia más favorable a ellos, y por el principio de igualdad, esto tampoco tiene sentido.

Los gobiernos deberían facilitar como mínimo los sistemas de seguridad social, pensiones, justicia, educación y sanidad. Así mismo deberían garantizar la igualdad en los dos sentidos en los que eran planteados por Tocqueville, igualdad de recursos e igualdad de poder.

Pero el hecho es que actualmente no es así, puesto que el modelo de economía capitalista con su ley de oferta y demanda (basados en el liberalismo económico), establecen un equilibrio en los precios de los productos que favorece a las grandes multinacionales, especialmente si además se establece la "economía global". Estas multinacionales que provocan un exceso de producción sitúan el precio de los productos en un punto insostenible para los pequeños productores, y su consiguiente sumisión a los grandes, de forma que los dueños de estos grandes productores obtienen todos los beneficios. Esto no es igualdad.

Y así llegamos al punto actual, en el que la medida del bienestar en un país sigue evaluándose por el PIB, y no por la renta per cápita o el grado de libertad individual. Y todo esto apoyado por el FMI y el Banco Internacional. Y en esas estamos, en un estado en el que el consumismo nos hace exclavos de los bancos y las multinacionales. Y entonces no somos libres.

Las grandes multinacionales dominan los mercados, y los mercados corrompen a los gobiernos, que aunque se auto denominan democráticos y liberales, aprueban medidas que protegen los intereses de la banca (por ejemplo recientemente con la dación en pago de las hipotecas), que implacable, nos tratan a los individuos como objetos que compran. Y gracias a esa corrupción, aumentan la presión fiscal sobre los pequeños productores, a los pobres que no podemos afrontarlos, y no a los que realmente tienen dinero, y así es como también los pequeños productores vemos reducidos nuestros beneficios por unos impuestos que no se corresponden con lo obtenido. Por eso se hace difícil emprender, y por eso nuestra economía está favoreciendo cada vez más a los grandes y debilitando cada vez más a los pequeños.

lunes, 14 de febrero de 2011

Epitafio

En honor a Manolo Prieto Villegas. Hoy nos ha dejado una gran persona. Un gran amigo que tenía todo mi respeto y admiración.
Fue él quien despertó en mi la fascinación por gran parte de las cosas que de las que más orgulloso me siento. Con él he compartido largas noches de borrachera escuchando solos de batería de Carl Palmer y charlando de cosas que solo con él podías hablar, me guió en los momentos críticos de mi proyecto fin de carrera así como me escuchó cuando lo necesitaba. Fue la persona que me animó a perfeccionarme siempre en todos los aspectos de la vida tanto laboralmente como intelectualmente.
Quise charlar más con él y olvidar los pequeños detalles que ocultan la verdad. Para mí era una gran persona, una de esas de las que se te llena la boca al hablar de él, de esas que presumes de ser su amigo. Un perfecto caballero inglés, como a él le hubiera gustado que le llamaran.
Lo cierto es que en estos últimos años no fue así y ahora me arrepiento de ello. Pero me alegro por esos años en los que disfruté de su compañía y nos reímos y nos emocionamos, y también nos enfadamos y nos ayudamos a tener una juventud como, en mi opinión, pocos pueden presumir de haber tenido.
Él no aprobaría aquello de "Donde quiera que estés", o "allí en los cielos" porque como yo, creía que no estaría en ningún sitio. Ahora sé que se equivocaba, pero ya no puedo decírselo, tomarnos unos cubatas y discutir sobre ello escuchando un disco del "Robert Fripp String Quintet".
Pero se equivocaba porque sí estará en algún sitio. Estará en los corazones de Dani, de Javi Guti, de Javi X, de Javi Cacho, de Karlos, de Pipe de Adolfo, de Rafa, de Álvaro, de Diego y en el mio propio, porque cada canción que oiga, y cada logro de mi vida yo seguiré pensando en lo que Manolo pensaría, en si le gustaría o no, en lo que me diría si viera lo que hago. Me hubiera gustado presentarle a mi futura hija y no he podido. Y se ha ido sin decir nada, sin avisar y sin quejarse, como un caballero, como lo que era para los que le conocíamos, una gran persona.
Se te echará mucho de menos. Adiós Manolo.

Te recordaremos siempre